Nuestra Historia – Club Chileno de Adelaide

El Club Chileno nació el 13 de marzo de 1985, bajo la sombra de un árbol en el Hostal de Pennington. Ese día, unas 40 personas llenas de pasión se reunieron con una gran idea: crear un club donde la comunidad chilena pudiera mantenerse unida, compartir nuestra cultura y construir algo duradero para las futuras generaciones.

Muchos de los miembros eran padres jóvenes con la visión de mantener a sus hijos conectados con sus raíces y su cultura.

Desde el comienzo, el club se trató de comunidad. Las personas organizaban encuentros regulares en el Hostal de Pennington, donde cocinábamos cazuela, hacíamos asados y simplemente disfrutábamos de la compañía. Era un lugar para reír, compartir historias, sentirse en casa y parte de una gran familia.

A medida que el club crecía, también lo hacían las actividades. Empezamos a organizar partidos de fútbol en el Kilkenny Oval, clases de español, grupos de danza folclórica, clases de arte y de música. Incluso se creó la Escuela Gabriela Mistral, una escuela comunitaria para transmitir el idioma y la cultura a las nuevas generaciones. En esos tiempos era difícil reunir a todos los niños en un solo lugar, ya que muchos padres trabajaban, así que algunas personas que tenían auto iban a buscarlos casa por casa.

¡Era una verdadera comunidad!

En esos primeros años, todos trabajaban increíblemente duro. Entregaban su tiempo, su energía y todos los recursos que tenían, todo con el objetivo de mantener el club accesible y económico para todos. El mayor sueño era poder comprar un espacio propio donde pudiéramos reunirnos y seguir creciendo juntos, y lo logramos!

Hoy, muchos de esos miembros fundadores ya son mayores o ya no están. Tal vez no tengamos la misma energía de antes, pero nos sentimos orgullosos de todo lo que se ha logrado. El comité actual está trabajando mucho, y la celebración del 40º aniversario fue un hermoso recordatorio de todo lo que hemos recorrido.

Mirando hacia el futuro, esperamos que la nueva generación tome la posta y mantenga vivo el espíritu. La comunidad está cambiando, y quizás los más jóvenes aún no se involucren tanto, pero el corazón del club sigue latiendo fuerte.

Nuestras puertas están abiertas, y nuestra comunidad siempre está dispuesta a recibir con cariño a quienes quieran unirse.

Sigamos adelante, juntos.